¡Salinerito, mucho más que deliciosos quesos!

¡Asi comienza nuestro blog!

Detrás del icónico campesino con ponchito rojo y sombrero, sentado al frente de la fachada principal del pueblo en Salinas provincia de Bolívar, se esconde una emblemática experiencia de trabajo y organización campesina que merece ser compartida y difundida.

La original marca, a lo largo del tiempo, ha pasado de representar a varias líneas de productos campesinos artesanales de calidad, a todo un proceso de desarrollo rural en el Ecuador.

¿Cómo comienza nuestra historia?

Empecemos con una breve mirada de sus protagonistas y sus primeros pasos. Lo que hoy somos lo debemos a cuantos esfuerzos, aciertos y errores se han hecho en el transcurso de estas cinco décadas.

Sus protagonistas: mujeres y hombres locales y los venidos de tierras lejanas, generaron sinergias positivas entre la urgente necesidad de salir de la opresión, hambre, insalubridad y olvido, con la energía, conocimiento y ganas de cambiar el mundo. Estos ingredientes fueron suficientes en 1970 para empezar a trazar un camino que habría de cambiar la realidad de las familias de un pueblo, sus comunidades y de cuantos a ella se sumaron.


Sus primeros pasos:  conformación de una cooperativa de ahorro y crédito, producción y comercialización de quesos artesanales, la hilandería y las prendas tejidas a mano por mujeres de la comunidad, fueron los engranajes que hicieron funcionar la organización comunitaria con apoyo de la cooperación internacional. 

Progresivamente se han ido sumando a esta aventura varias otras iniciativas que hicieron del Salinerito una Marca Campesina Comunitaria ícono del Ecuador, que representa a decenas de productos de calidad y a un proceso organizativo singular, donde los excedentes se reinvierten en el mismo proceso y, no hay centralización de la producción sino plantas productivas de propiedad comunitaria en cada comunidad…

¿Qué nos hace diferentes?

Dar valor agregado a las materias primas locales es una de nuestras claves, la transformación del producto en cada comunidad, la comercialización bajo una misma Marca, el pago a productores y proveedores a través de la cooperativa de ahorro y crédito local, los puntos de venta propios en las grandes ciudades, han permitido construir un sólido circuito productivo económico solidario y de comercio justo.